Nos conoció por redes sociales.
Practicamente era un neófito en esto del fitness; no había hecho dietas ni seguido rutinas de entrenamiento. De hecho, pensaba que «estar a dieta» y seguir una «rutina» era sinónimo de sufrir y tener una disciplina militar que poca gente pudiese seguir.
Al ver que nosotros comunicábamos lo contrario, pues decidió probar.
Adrian empezó en 85 kg de peso para 179 cm de altura, y unos 100 cm de cintura.
Las primeras dificultades que encontramos fue que a Adri no le gustaban las verduras. No es que sean «la clave» para una pérdida de grasa, pero además de los aportes de vitaminas, minerales y fibra, con ellas se puede meter más cantidad de comida con pocas calorías, cosa que ayuda a la saciedad. Es tan así que siempre indicamos que la cantidad de verduras sea a elección.
También venía muy escéptico con el proceso, porque pensaba que ponerse a dieta significaba comer exclusivamente verduras, pasarlo mal y sufrir. Así que de las primeras cosas que le sorprendieron fue la cantidad de comida que tenía que comer para perder grasa.
Esto último es muy típico en los inicios, porque la mayoría de personas creen que hay que eliminar el pan (y los hidratos en general), cualquier tipo de grasa de la alimentación y comer como «un mendigo». De hecho, se creen la historia del «desayunar como un rey,…» blablabla. Son tonterías que lo único que te llevan es a pasar hambre y sentir ansiedad constante por lo prohibido.
Había algo que podía complicar el proceso si no se adaptaba bien, y que de hecho es la excusa de muchas personas a la hora de cambiar su físico.
Me refiero a que Adrian trabaja en turnos de noche, cosa que le dificulta el dormir con normalidad y lo deja con muy poco tiempo durante el día para cocinar.
Adaptamos varias cosas del plan a esas características personales, y solucionado. Lo más importante de esto es que por su parte no hubo nunca excusas, todo lo contrario, siempre trató de ser transparente con su situación para que pudiésemos ayudarle y realmente conseguir el objetivo.
Más adelante en el proceso tuvimos un problema aun mayor; una operación que imposibilitaba el entrenamiento durante 1 mes y 2 semanas y media. Todo mezclado con ansiedad por algún intento de dejar de fumar y el estrés de la recuperación.
¿Fue eso excusa para abandonar?
No.
Adrián comprendió que lo más importante de este proceso de cambio físico es empezar y no abandonar pase lo que pase, solo así se llega al resultado final y a unos hábitos.
Durante la última fase de pérdida de grasa (Espartano), bajamos hasta los 72 kg, es decir, 13 kg menos desde que empezamos el Programa.
Tras esa pérdida de grasa, hicimos durante unos meses la etapa Rock n Roll para ganar masa muscular (fue cuando tuvimos ese mes de parón por operación).
Ahora mismo nos encontramos en la última etapa de la metodología, la fase Salvaje. En ella estamos perdiendo grasa de nuevo para dejar ver los resultados de meses haciendo bien el trabajo, y conseguir el mejor punto físico de toda su vida.
Hasta aquí se ha conseguido:
¿Te gustaría vivir el mismo proceso de cambio físico?
Hay dos maneras de conseguir una plaza en el Programa Año Salvaje
Entrar a Par de Semanas Salvajes, que es una especie de prueba de 14 días con una versión reducida del Programa. En ella comprobamos si podemos trabajar contigo, y al final de las dos semanas te decimos si es posible o si no.
Y la otra opción, si ya nos conoces o tienes claro que este programa es para ti, es solicitar el acceso mediante un formulario y las conversaciones posteriores que creamos convenientes.
Aquí dejo los botones a cada una de las opciones: