Tras la pandemia y la paternidad, David S. acumuló 108 kg de peso.
No era la primera vez que se le iba de madres la báscula, de hecho, ya había intentado muchas veces adelgazar.
Había probado con nutricionistas y amigos «que sabían algo del tema», pero siempre acababa aburrido y cansado de comer poco y más de lo mismo (el clásico pollo y arroz seco).
Cuando nos conoció —a través de redes sociales— vio que nuestro método no iba de restringir alimentos, sino que era más dinámico y realista; eso fue lo que le atrajo a probar.
David venía de perder mucho peso a base de matarse de hambre, comiendo 1.000 calorías diarias, que para un hombre son muy pocas.
Iniciamos con un peso de 92,2 kg y 1,73 m de altura.
Su motivación era aprender a llegar a su peso saludable de forma sostenible y que fuese algo duradero, dónde se viese bien en el espejo y no sufriera durante el proceso.
Algo que complicaba el proceso, y que hubo que ajustarlo, es que David iba a entrenar en casa.
Una cosa importante es que para entrenar en casa y tener un buen cambio necesitamos un mínimo de material, en este caso David empezó con banco, barra, TRX, rack y algunas cosas más básicas. Al poco tiempo de comenzar el progreso, tuvo que invertir en una jaula y una polea:
La bajada inicial de grasa iba muy bien, pero David tenía dudas. Él venía de hacer dietas tan restrictivas que bajaba de peso muy rápido, y al ver que ahora era un poco más lento, pues se extrañaba.
La película fue totalente distinta unos meses más tarde cuando ya bajó de los 80 kg de peso. Mira:
Pero pero pero… para variar hay complicaciones en el proceso (surpraiss).
David tiene un trabajo que a veces le puede quitar horas de sueño, además de ser padre de una peque.
Las complicaciones no fueron un problema realmente, porque el proceso siempre se basa en ir adaptándose a las circunstancias, preguntándonos constantemente: ¿Cómo se puede progresar a pesar de esto? Esa es la gran diferencia con quienes a la mínima que aparece un problema abandona o dice que es imposible.
De esa manera, con David fuimos consiguiendo los objetivos, pasando por las navidades y llegando a los 69 kilos de peso; dando por finalizadas las Etapas Valle de la Muerte, Trinchera y Espartano.
Con los 69 kg, entramos en la fase Rock n Roll, dónde nos centramos totalmente en la ganancia de masa muscular. De esta manera tocamos los 76 kg.
Justamente ahora, mientras lees estas líneas, estamos con la última de las etapas, la fase Salvaje, dónde destaparemos de nuevo los resultados y conseguiremos una estética aun mejor que la anterior.
Lo más importante de este caso es que aunque empezó con la mentalidad habitual (desconfianza y «a ver que hacemos está vez»), a medida que avanzamos en el programa nos hizo caso, prestó atención a los aprendizajes, consumió la formación, y en los primeros meses comprendió la mentalidad necesaria para afrontar el proceso.
Eso permitió que no fuera un intento más.
Entendió que es un proceso gradual, para toda la vida y que se disfruta, de hecho ha tenido todos los findes alguna comida fuera con su familia, y no ha parado de progresar.
Al final de lo que tratamos es de aprender a disfrutar cumpliendo con lo necesario, teniendo semanas mejores y otras no tan buenas, pero sin abandonar, ese es el camino.
Así ha conseguido:
Si tienes dudas sobre si es tu momento (spoiler: no existe ese «mejor momento», solo en Disney) te recomiendo escuchar estos dos contenidos extra:
¿Te gustaría vivir el mismo proceso de cambio físico?
Hay dos maneras de conseguir una plaza en el Programa Año Salvaje
Entrar a Par de Semanas Salvajes, que es una especie de prueba de 14 días con una versión reducida del Programa. En ella comprobamos si podemos trabajar contigo, y al final de las dos semanas te decimos si es posible o si no.
Y la otra opción, si ya nos conoces o tienes claro que este programa es para ti, es solicitar el acceso mediante un formulario y las conversaciones posteriores que creamos convenientes.
Aquí dejo los botones a cada una de las opciones: